jueves, 7 de junio de 2012

Eso es absurdo...

No recuerdo bien cómo apareció, pero empezaste a repetir algunas frases o palabras cuando estabas enfadado o ansioso, las repetías sin sentido y fueron variando con el tiempo.  Los absurdos, como nos dijo la psicóloga, son tus "defensas" o "salidas" frente a una situación nueva, molesta o angustiante.

En tu repertorio han estado: "chavo del ocho", "calle, calle, calle", "quiero tomar agua", "quiero jugar con plastilina", "quiero dormir", "quiero hacer pichi".  Al principio nos deteníamos a hablarte y explicarte que lo que decías no tenía nada que ver con lo que estaba sucediendo o te dábamos lo que pedías.  Gran error, solo insistías más enfadado y más angustiado.  Consultamos y esto fue lo que nos indicaron que hiciéramos: 
  • Enseñarte lo que es absurdo por medio de una imagen.  Te enseñé varias como la de arriba y te dije: "Braulio, los dientes se cepillan con el cepillo de dientes no con el lápiz, eso es absurdo." Y tú repetiste, "absurdo".  Te dije: "yo no hago absurdos", y tú repetiste: "yo no hago absurdos".  La ecolalia es difícil, pero se quita con el tiempo dicen.

  • Ignorar y redirigir: cuando realices conductas inadecuadas, como la de los absurdos, se realiza lo anterior, pero si continúas, no hay que prestar atención, más bien hay que distraer tu atención: "mira ese pajarito en la ventana", "tengo ganas de un yogurt, ¿tú quieres?" y cosas por el estilo.
Ahora haces un ruido similar al de un jadeo, como cuando los perros sacan la lengua.  Lo haces y tú solito te dices "absurdo Braulio" y la mayoría de veces paras.  Funciona y tú y yo somos más felices.

No hay comentarios:

Publicar un comentario